Nephilim


En el libro "Nephilim Corp." es el nombre de la empresa de la que es dueña Minerva y su abuela.

De acuerdo a la Biblia y el Libro de Enoch son un pueblo de gigantes, hijos de los "Observadores" y de las "hijas del hombre", que asolaron la tierra comiendo todo lo que producía el hombre, para finalmente devorarlos a ellos también, cuando fueron incapaces de darles lo que pedían.
En el génesis, el Diluvio Universal fue la forma en la que Dios se deshizo de ellos.

Enoch


Personaje bíblico, hijo de Jared, descendiente de Set, hijo de Adán, padre de Matusalen, abuelo de Lamec y bisabuelo de Noé. En su libro, Enoch hace una de las alusiones más importantes e impresionantes de los "Vigilantes", "Grigori" u "Observadores", como deseen llamarles. De acuerdo a la Biblia vivió 365 años y por sus acciones fue transformado en el ángel Metatron.

NOTA CURIOSA: El fragmento que aparece al principio de la historia no pertenece al Enoch bíblico, sólo se explica su origen en el segundo libro.

Hamlet


Es una tragedia escrita por el inglés William Shakespeare y que relata la historia del príncipe Hamlet y de la venganza que éste lleva a cabo contra su tío, por mandato expreso de su padre, a quien asesinó, usurpó su corona y el amor de su reina.
Toca temas tan importantes como la dualidad de las emociones que embargan a los seres humanos, la locura, la melancolía, el suicidio, la venganza y la indecisión. Hamlet es, a tal punto, el símbolo de ésta última, que el complejo que se define como:" Vacilación para actuar debido a la duda, el escrúpulo y la meditación excesiva", lleva su nombre.

Nota: En "Peones en el Juego", Aquila hace varias alusiones a la obra "Hamlet" en una forma de representar su dolor, ante la pérdida de Minerva.
En el Capítulo cinco hace un guiño al diálogo que se da entre Laertes y Hamlet en la escena I, Acto Quinto:

"Hamlet: Yo amé a Ofelia: / cuarenta mil hermanos no podrían, / sumando sus amores, igualar / el mío. ¿Qué estás tú dispuesto a hacer / por ella?"

Los Sonetos de la Muerte


Obra escrita por la poetisa chilena Gabriela Mistral, con la que gana la corona de laurel y la medalla de oro, en los primeros Juegos Florales. Se dice que esta obra fue escrita para Romelio Ureta, su primer y trágico amor, quien tras suicidarse marcó la vida de la poetisa para siempre.

I

Del nicho helado en que los hombres te pusieron,
te bajaré a la tierra humilde y soleada.
que he de dormirme en ella los hombres no supieron
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.
Te acostaré en la tierra asoleada con una
dulcedumbre de madre para el hijo dormido,
y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna
al recibir tu cuerpo de niño dolorido.
Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas,
y en la azulada y leve polvareda de luna,
los despojos livianos irán quedando presos.
Me alejaré cantando mis venganzas hermosas,
¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna
bajará a disputarme tu puñado de huesos!

II

Este largo cansancio se hará mayor un día,
y el alma dirá al cuerpo que no quiere seguir
arrastrando su masa por la rosada vía,
por donde van los hombres, contentos de vivir.
Sentirás que a tu lado cavan briosamente,
que otra dormida llega a esta quieta ciudad.
Esperaré que me hayan cubierto, totalmente...,
¡y después hablaremos por una eternidad!
Sólo entonces sabrás el por qué, no madura
para las hondas huesas tu carne todavía,
tuviste que bajar, sin fatiga, a dormir.
Se hará luz en la zona de los sinos, oscura;
sabrás que en nuestra alianza signos de astros había
y, roto el pacto enorme, tenías que morir...

III

Malas manos tomaron tu vida desde el día
en que, a una señal de astros, dejara su plantel
nevado de azucenas. En gozo florecía.
Malas manos entraron trágicamente en él...
Y yo dije al Señor: "Por las sendas mortales
le llevan. ¡Sombra amada que no saben guiar!
¡Arráncalo, Señor, a esas manos fatales
o le hundes en el largo sueño que sabes dar!
¡No le puedo gritar, no le puedo seguir!
Su barca empuja un negro viento de tempestad.
Retórnalo a mis brazos o le siegas en flor.
Se detuvo la barca rosa de su vivir...
¿Qué no sé del amor, que no tuve piedad?
¡Tú, que vas a juzgarme, lo comprendes, Señor!

IV

Las tumbas llaman. Los que allí pusimos
con las manos sin cruz, la carne fría,
suelen llamar a veces. Los quisimos.
Vernos vivir les sabe a cosa impía.
Las tumbas llaman. Y el clamor que alcanza
a nuestro Carnaval, infame, loco,
entenebrece la lasciva danza
y la fiebre de amar de hiela un poco.
Y aquella tumba llama demasiado.
Cierro el oído para no escucharla;
me pierdo en el vivir, bosque incendiado,
pidiendo a gritos que esa voz ya cese.
Quiero con carcajadas acallarla,
pero, crece, ¡Dios mío!, crece, crece...

V

Yo elegí entre los otros, soberbios y gloriosos,
este destino, aqueste oficio de ternura,
un poco temerario, un poco tenebroso,
de ser un jaramago sobre su sepultura.
Los hombres pasan, pasan, exprimiendo en la boca
una canción alegre y siempre renovada
que ahora es la lasciva, y mañana la loca,
y más tarde la mística. Yo elegí esta invariada
canción con la que arrullo un muerto que fue ajeno
en toda realidad, y en todo ensueño, mío;
que gustó de otro labio, descansó en otro seno;
pero que en esta hora definitiva y larga
sólo es del labio siervo, del jaramago pío
que le hace el dormir dulce sobre la tierra amarga.

Nota: Los primeros tres sonetos, son los que se presentaron a los Juegos Florales, los siguientes dos son unos de los tantos encontrados posteriormente en revistas y manuscritos de la poetisa.

El soneto cuatro es una corrección que ella hizo al original y que personalmente me gusta más que el primero.

Un Jaramago es una planta que crece entre las ruinas.

En "Peones en el Juego", Aquila hace constantes alusiones a los "Sonetos de la Muerte", específicamente, a los Sonetos I y V.