Capítulo 3


l llegar a casa, y durante dos estaciones, experimenté con mí ser cada uno de los principios que detenían al collar y así las reglas me fueron reveladas;
2 Quién sea portador del collar será dueño de las energías.
3 El portador tendrá sangre del portador anterior. Aunque hay excepciones a las que ningún hombre ha podido dar respuesta.
4 El collar es quien lo elige y podrá ser del sexo que este determine.
5 El portador será capaz de ver el futuro y el pasado, a través de los sueños. Pero sí una persona, ajena al collar, lo toca podrá ver su destino propio.
6 El collar al ser tocado otorgará, a quien él desee, una habilidad.
7 El futuro que las personas vean, puede ser cambiado, pero sólo si la persona es asesinada antes de que su futuro se cumpla o en casos en los que su destino no comparta algo directo con el collar, lo cual le otorga la posibilidad de elegir entre uno o más finales.
8 El collar es dueño de las energías de quienes perecen bajo su influencia.
9 No se debe poner en duda el poder del collar, pues este podrá darle muerte a todo aquel que le cuestione quitándoles las fuerzas vitales. Algunos elegidos serán inmunes a esta habilidad. Estos serán los inmortales. Quienes sólo se agotarán.
10 Me he tomado la atribución de dividir, en dos, las habilidades que entrega el collar al ser tocado y si ese es su deseo; Los de primer nivel tienen la capacidad de controlar energías, ver espíritus y otras habilidades. No poseen habilidades de mayor peligro en su nivel más puro.
Los de segundo nivel son transformados en inmortales, pues son seres a lo que se les confieren las características de la naturaleza, por lo tanto no pueden eliminarse, pues son una constante, tanto del ser humano, como del universo, pueden ser desde una sombra, los miedos humanos, hasta el viento que respiramos.
11 He aquí las reglas a las que he llegado luego de mis experiencias y estudios sobre la joya que posee el futuro, el presente y el pasado. Espero que con ellas las generaciones venideras puedan sacar su mayor provecho y encontrar la salida a la tragedia a la que se nos ha condenado.

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